HUAICOCHE
Huaicoche
era el nombre que
los Incas dieron a los Picunches (mapuches del norte) que
habitaban las quebradas
y pre-cordillera del Valle Central de Chile, anterior
a la llegada del
conquistador español.
La palabra
Huaicoche deriva del Quechua
Huaico o Wayku: Quebrada, Aluvión,
Ladera, y del Mapudungún Che:
Gente: Gente de las Quebradas.-
Así al
llegar los Incas al Valle Central de
Chile, se sorprendieron que sus
habitantes, los Mapuches del
Norte -Pincunches- se asentaban
en las laderas y quebradas pre-cordilleranas,
a orilla de flujos de aguas constantes, como el Maipo y
el Mapocho, donde sus aldea
eran más defendibles, y, su flora
y fauna, significativamente, más
rica.
El bosque esclerófilo y las aguas cristalinas potenciadas por las montañas, daban un entorno puro para es estas Gentes de las Quebradas o Laderas, donde la mayoría de la Flora Nativa existía, y existe aún, gracias a la acción de un sinnúmero de polinizadores, como las Abejas Nativas de Chile, que en cerca de 450 tipos y especies, ya existían a la llegada de los españoles.
Así, especies nativas como Peumos, Litres, Quillayes, Boldos, Ulmos, Acacias, Corcolenes, Canelos Ortigas, Ballunas, Natres y otras, eran polinizadas por las Abejas Nativas, que viven generalmente solitarias y sin aguijón. Estas Abejas Meliponas, algunas de estructura colectiva, ya eran conocidas por los Mayas y los Incas, pues eran las únicas especies prehispánicas que acumulaban miel y que vivían en núcleos colectivos.
Se sabe que los Pueblos Prehispánicos usaban la miel melipona como tributo a los Dioses de los Hijos del Sol, del Tahuantisuyo, de esta forma, la miel de abeja melipona silvestre y sin aguijón, era utilizada para ceremonias sagradas y medicinales. Lo que constituye un patrón de valor sacro-curativo que mantiene la miel hasta nuestros días.
La Abejas Mellifera Europea, llega a América Latina acompañada de la fe, y la instalación de colmenares en Abadías, Conventos y Monasterios, junto al Cristianismo y al modo de vida y rasgos culturales del conquistador. Son estos rasgos los que se sincretizan con el mundo indígena a la par de la evangelización que de este se hace en el siglo XVI.-
Así los mapuches, a la abeja introducida por el conquistador, la apis mellifera, la llamaron Wingka Diwmeñ para diferenciarla de abejorro nativo.
Los Huaicoche captaron muy tempranamente esta nueva especie, junto con la vid vinífera, y comenzaron su explotación, conforme a la usanza europea, usando colmenas en cesta de mimbre enfoscadas con barro y adobe, conforme a la herencia árabe marroquí.
Desde ahí que el Patrón Sacro-Curativo de la Miel Huaicoche, se ha mantenido en el tiempo a pesar del cambio climático y la degradación medioambiental, bioquímica e industrial que afecta a nuestra apicultura.
Por ello, algunas gotas de esta Miel Orgánica de Montaña resultan ser una ofrenda al paladar de los Dioses y la sanidad de las Gentes, pues la flora esclerófila de las quebradas precordilleranas, es pura y diáfana.
El sincretismo de las culturas Inca,
Mapuche y Española nos llevan a encontrar brebajes como la Chicha, la Miel o el
Vino, para ofertar a lo Dioses.
Y esos mismos brebajes son
constituidos como pócimas
sanadoras de carácter medicinal.
Miel Huaicoche es un emprendimiento comunitario, ambiental y
ecosustentable en protección de nuestras abejas y
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